Lo que és Budismo Ecuador

Estimados tod@s, Bienvenidos.
Este es un espacio en el que veremos al Budismo más como una filosofía de vida, qué como una religión, mecanismos para evitar el sufrimiento, controlar la mente, manejar los pensamientos que producimos, encontrar el camino a la verdadera felicidad, meditación, yoga, desdoblamiento, ver auras y cosas que todos absolutamente todos podemos, reflexiones, como encontrar tu paz verdadera, paz inverencial , paz interior, equilibrar tu salud, diferentes formas para llegar a Dios y mucho mas.

jueves, 29 de julio de 2010

LAS 4 NOBLES VERDADES


En el sermón de Benares, tras su iluminación, Budha expuso las cuatro Nobles Verdades y el Óctuple Sendero:
1. La primera Noble Verdad es dukkha, la naturaleza de la vida es sufrimiento. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. En breve, los cinco agregados de la adherencia son sufrimiento.

2. La segunda Noble Verdad es el origen de dukkha, el deseo o "sed de vivir" acompañado de todas las pasiones y apegos. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Origen del Sufrimiento. Es el deseo que produce nuevos renacimientos, que acompañado con placer y pasión encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí, ahora allí. Es decir, el deseo por los placeres sensuales, el deseo por la existencia y el deseo por la no existencia.

3. La tercera Noble Verdad es la cesación de dukkha, alcanzar el Nirvana, la Verdad absoluta, la Realidad última. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad de la Cesación del Sufrimiento. Es la total extinción y cesación de ese mismo deseo, su abandono, su descarte, liberarse del mismo, su no dependencia.

4. La cuarta Noble Verdad es el Sendero que conduce al cese del sufrimiento y a la experiencia del Nirvana. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sendero que conduce a la Cesación del Sufrimiento. Solamente este Óctuple Noble Sendero; es decir, Recto Entendimiento, Recto Pensamiento, Recto Lenguaje, Recta Acción, Recta Vida, Recto Esfuerzo, Recta Atención y Recta Concentración.
B. La esencia de los millares de discursos en los que el Buda explicó su enseñanza de distintas maneras, está contenida en Las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero.
C. Este Sendero comprendido en la cuarta Noble Verdad es el Sendero Medio, llamado así por evitar los dos extremos, tanto la búsqueda de la felicidad a través de los placeres sensuales, como la mortificación de uno mismo. Este Sendero Medio es llamado el Noble Óctuple Sendero, ya que consta de ocho factores, que son:

1. Recta comprensión (samina ditthi)

2. Recto pensamiento (samma sankappa)

3. Rectas palabras (sammma vaca)

4. Recta acción (samma Kammanta)

5. Rectos medios de vida (samma ajiva)

6. Recto esfuerzo (samma vayama)

7. Recta atención (samma sati)

8. Recta concentración (samma samadhi)

D. Estos ocho factores no son separados y deben desarrollarse simultáneamente, ya que todos ellos están estrechamente relacionados entre sí, y cada uno contribuye al cultivo de los otros.

E. Su finalidad es el desarrollo y perfeccionamiento de los tres principios capitales del adiestramiento y disciplina budistas: La sabiduría (pañna), la conducta ética (sila) y la disciplina mental (samadhi).

1. La Sabiduría implica la Recta Comprensión y el Recto Pensamiento.a. La Recta Comprensión es la comprensión de las cuatro Nobles Verdades. Es la comprensión de la ley de la causalidad. Es la comprensión de la impermanencia.

b. El Recto Pensamiento es pensar con desapego, amor, renunciamiento y no violencia, esto es, con sabiduría. Es evitar pensamientos de apego, malevolencia, odio y violencia, esto es, evitando la ignorancia.

2. La Conducta ética implica: la Recta Palabra, la Recta Acción y los Rectos Medios de Vida. La conducta ética (sila) está basada en la vasta concepción del amor universal y la compasión hacia todos los seres vivientes, que constituye el fundamento de la enseñanza del Buda.

5. La Recta Palabra es abstenerse de emplear formas de lenguaje erróneas y perniciosas, de hablar negligentemente, de mentir, difamar, calumniar o dañar a otros, y cultivar las palabras amistosas, benévolas, agradables, dulces, significativas y útiles.

6. La Recta Acción es cultivar una conducta moral honorable y pacífica, absteniéndose de matar, robar, relaciones sexuales ilegítimas y llevar a cabo tratos deshonestos.

7. Los Rectos Medios de vida es ganarse la vida de forma honorable, irreprochable e inofensiva, evitando cualquier profesión que pueda ser nociva de alguna manera para otros seres vivientes.

3. La disciplina mental incluye: el Recto Esfuerzo, la Recta Atención y la Recta Concentración. a. El Recto Esfuerzo implica los cuatro siguientes esfuerzos:

1) Impedir el surgimiento de pensamientos malos.2) Apartar los pensamientos malos ya surgidos en la mente.3) Cultivar el surgimiento de los buenos pensamientos.4) Mantener los buenos pensamientos ya surgidos. Cultivar con atención el Dhamma.

b. La Recta Atención implica los Cuatro Estados de Atención Mental:1) Prestar diligente atención al cuerpo.2) Prestar diligente atención a las sensaciones y las emociones.3) Prestar diligente atención a las actividades de la mente.4) Prestar diligente atención a las ideas pensamientos, concepciones y cosas (dhamma).

c. La Recta Concentración es la disciplina que nos conduce a las cuatro etapas de dhyana, o absorción, en la primera etapa se abandonan los deseos y pensamientos apasionados e impuros, en la segunda, ya desaparecidas las actividades mentales, se desarrolla la tranquilidad y la "fijación unificadora de la mente", en la tercera surge la ecuanimidad consciente y en la cuarta desaparecen todas las sensaciones, tanto de dicha como de desdicha, de alegría y de pesar, permaneciendo en un estado de ecuanimidad y lucidez mental.

F. Este Noble Óctuple Sendero puede ser seguido, practicado y desarrollado por cada individuo. Es disciplina corporal, verbal y mental. Se trata de un Sendero que conduce a la aprehensión de la Realidad última, al logro de la liberación, de la felicidad y la paz, mediante el autodesarrollo moral, espiritual e intelectual.
fUENTE http://www.oshogulaab.com/BUDA/TEXTOS/4NOBLESVERDADES.htm

LAS CUATRO NOBLES VERDADES
MAESTRO Rev. Fa Shàn Shakya OHY

miércoles, 21 de julio de 2010

EL HOMBRE MÁS FELÍZ DEL MUNDO, COMPROBADO CIENTÍFICAMENTE

Los especialistas en neurociencia afectiva de la Universidad de Wisconsin (EEUU) le nombraron
«El hombre más feliz de la Tierra»


Es más feliz que usted,seguro. Mucho más. Matthieu Ricard obtuvo una nota inalcanzable en un estudio sobre el cerebro realizado por la Universidad de Wisconsin (EEUU). Los especialistas en neurociencia afectiva le nombraron «el hombre más feliz de la Tierra». A sus 61 años, quien hoy es asesor personal del Dalai Lama tiene una vida digna de un guión de cine. Biólogo molecular, hijo de un filósofo ateo, dejó su carrera por abrazar al budismo.

CONFERENCIA DE 20min, Los hábitos de la felicidad:



¿Una bonita casa en la playa? Matthieu Ricard prefiere el monasterio apartado de toda civilización donde vive, en las montañas de Nepal. ¿Una cuenta bancaria boyante? Ha entregado todo el dinero de las ventas de sus libros a la caridad. ¿Quizá un matrimonio bien avenido o una excitante vida sexual? Tampoco: a los 30 años decidió acogerse al celibato y dice cumplirlo sin descuidos. En realidad, Matthieu Ricard carece de todas las cosas que los demás perseguimos con el convencimiento de que nos harán un poco más felices. Y sin embargo, este francés de 61 años, biólogo molecular hasta que decidió dejarlo todo y seguir el camino de Buda, es más feliz que usted y yo. Mucho más feliz. El más feliz.

Científicos de la Universidad de Wisconsin llevan años estudiando el cerebro del asesor personal del Dalai Lama dentro de un proyecto en el que la cabeza de Ricard ha sido sometida a constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y así con decenas de sensaciones diferentes.

Los resultados fueron comparados con los obtenidos en cientos de voluntarios cuya felicidad fue clasificada en niveles que iban del 0.3 (muy infeliz) a -0.3 (muy feliz). Matthieu Ricard logró -0.45, desbordando los límites previstos en el estudio, superando todos los registros anteriores y ganándose un título –«el hombre más feliz de la tierra»– que él mismo no termina de aceptar. ¿Está también la modestia ligada a la felicidad? El monje prefiere limitarse a resaltar que efectivamente la cantidad de «emociones positivas» que produce su cerebro está «muy lejos de los parámetros normales».

El problema de aceptar que Ricard es el hombre más contento y satisfecho del mundo es que nos deja a la mayoría en el lado equivocado de la vida. Si un monje que pasa la mayor parte de su tiempo en la contemplación y que carece de bienes materiales es capaz de alcanzar la dicha absoluta, ¿no nos estaremos equivocando quienes seguimos centrando nuestros esfuerzos en un trabajo mejor, un coche más grande o una pareja más estupenda?

Los trabajos sobre la felicidad del profesor Richard J. Davidson, del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, se basan en el descubrimiento de que la mente es un órgano en constante evolución y, por lo tanto, moldeable. «La plasticidad de la mente», en palabras del científico estadounidense, cuyo estudio es el quinto más consultado por la comunidad investigadora internacional.Los científicos han logrado probar que la corteza cerebral izquierda concentra las sensaciones placenteras, mientras el lado derecho recoge aquellas que motivan depresión, ansiedad o miedo. «La relación entre el córtex izquierdo y el derecho del cerebro puede ser medida y la relación entre ambas sirve para representar el temperamento de una persona», asegura Ricard, que durante sus resonancias magnéticas mostró una actividad inusual en su lado izquierdo.

Los neurocientíficos americanos no creen que sea casualidad que durante los estudios llevados a cabo por Davidson los mayores registros de felicidad fueran detectados siempre en monjes budistas que practican la meditación diariamente. Ricard lo explica en la capacidad de los religiosos de explotar esa «plasticidad cerebral» para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos. La idea detrás de ese concepto es que la felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar, entrenar, mantener en forma y, lo que es más improbable, alcanzar definitivamente y sin condiciones.

Éxtasis mental. Lograr el objetivo de la dicha no es fácil. Ricard ha escrito una decena de libros –estos días combina sus retiros espirituales con la promoción de su obra Happiness en el mundo anglosajón– y cientos de artículos tratando de mostrar el camino y, aunque la mayoría de sus obras se han convertido en éxitos editoriales, el propio autor descarta que su lectura garantice el éxito. Al igual que un logro en atletismo o en la vida laboral, el cambio sólo es posible con esfuerzo y tenacidad, pero Ricard asegura que todo habrá merecido la pena una vez se alcanza el estado de éxtasis mental que logran los elegidos. En su Defensa de la felicidad (Urano), la traducción de su último libro publicado en España, el monje explica cómo nuestra vida puede ser transformada incluso a través de variaciones mínimas en la manera en que manejamos nuestros pensamientos y «percibimos el mundo que nos rodea».

Es un viaje hacia el interior de uno mismo que Matthieu Ricard recorrió contra todo pronóstico. Nacido en París en 1946, el «monje feliz», como se le conoce en todo el mundo, creció en un ambiente ilustrado. Su padre, Jean-François Revel, fue un reconocido escritor, filósofo y miembro de la Academia Francesa que reúne a la elite intelectual del país galo. Su madre dedicó gran parte de su vida profesional a la pintura surrealista y tuvo un gran éxito antes de convertirse también ella en monja budista. Ricard vivió en su juventud los excesos propios del París de los años 60 y tras terminar sus estudios de secundaria se decidió por las ciencias. Hizo su doctorado en genética celular en el Instituto Pasteur de París y trabajó con el premio Nobel de medicina François Jacob. Parecía destinado a convertirse en uno de los grandes investigadores del campo de la biología cuando le dio a su padre el disgusto de su vida.

El estudio de textos budistas desencadenó una llamada espiritual que le llevó a dejarlo todo. Decidió que el laboratorio no era lo suyo y partió hacia el Himalaya para hacerse discípulo de Kangyur Rinpoche, un histórico maestro tibetano de la tradición Nyingma, la más ancestral escuela del budismo. Era 1972 y las próximas tres décadas de este francés de carácter suave y cultura exquisita –el único europeo que lee, habla y traduce el tibetano clásico– iban a ser dignas del mejor guión de una película.

Tras estudiar con los grandes maestros del budismo, pasar meses en retiros y recorrer los pueblos del Himalaya, conoció al Dalai Lama y en 1989 se convirtió en uno de sus principales asesores y en su traductor al francés. Su posición como mano derecha del Señor de la Compasión le ha convertido en la figura budista occidental más influyente del mundo y llevaron al gobierno francés a concederle la Orden Nacional Francesa.

La vida elegida por Ricard le enfrentó a los ideales en los que se había formado y al ateísmo de su padre. Ambos decidieron discutir sus diferencias en El monje y el fisólofo, un diálogo que sólo en Francia vendió 500.000 copias y en el que la búsqueda de la felicidad está presente en cada capítulo. «Tenía muchas esperanzas en su futuro profesional y me parecía una lástima que abandonara [su carrera científica]. Después me di cuenta de que había transferido su espíritu científico al estudio del budismo», decía el padre antes de morir, una vez hubo aceptado la elección de Matthieu.

La idea de Ricard de ofrecerse para los estudios de la mente que llevaba a cabo la Universidad de Wisconsin estuvo influenciada por el propio Dalai Lama, que durante años ha colaborado con científicos occidentales, facilitando el análisis cerebral de los monjes y su capacidad de aislar la mente durante las sesiones de meditación. Uno de los aspectos que más ha fascinado a los investigadores es la capacidad de los monjes de suprimir sentimientos que hasta ahora creíamos inevitables en la condición humana: el enfado, el odio o la avaricia. El estudio de sus cerebros demuestra una capacidad extraordinaria para controlar sus impulsos basados en el principio de que Buda no prometió a sus seguidores la salvación en el cielo, sólo el final de sus sufrimientos en la tierra si lograban controlar sus deseos. Para muchos ese ha sido uno de los puntos flacos del budismo: la limitación de las ambiciones personales y la pasividad.

Ricard suele acudir a una anécdota del Dalai Lama para negar que el control de los impulsos negativos sea igual a pasividad o falta de respuesta, por ejemplo ante un crimen o un genocidio. «Alguien le preguntó en una ocasión al Dalai Lama qué haría si alguien entra en una habitación para matar a todos los presentes. Su respuesta irónica fue: «Empezaría por dispararle a las piernas. Y si eso no funciona, apuntaría a la cabeza».

Ricard cree que el problema es que nuestros sentimientos negativos hacia otras personas no están a menudo justificados, sino que los hemos creado nosotros en nuestra mente de forma artificial como respuesta a nuestras propias frustraciones. Y ése es uno de los impulsos que el monje francés piensa que hay que aprender a controlar si se quiere ser feliz. Para el escritor, la felicidad es «un tesoro escondido en lo más profundo de cada persona». Atraparla es cuestión de práctica y fuerza de voluntad, no de bienes materiales, poder o belleza. Los que llegan al final del viaje y logran la serenidad que lleva a la dicha, asegura Ricard, sienten lo mismo que «un pájaro cuando es liberado de su jaula».

Satisfacción filipina. Tampoco es necesario leer a este hijo adoptivo de Buda o retirarse a un templo en el Himalaya para comprobar que el «dinero no da la felicidad». Los habitantes de las barriadas pobres de Manila se muestran, a pesar de sus dificultades, aparentemente más contentos que los tiburones financieros de la vecina y multimillonaria Hong Kong. Cada vez que se hace una encuesta sobre felicidad global, los filipinos aparecen entre los pueblos más satisfechos. Ni la pobreza ni el hecho de que su país haya sido declarado el «lugar del mundo más afectado por los desastres naturales» por el Centro para la Investigación y Epidemiología de Desastres parecen afectar su visión positiva de la vida. Su intensa vida social y familiar compensa penurias privaciones. Los honkoneses, con una renta per cápita 20 veces mayor, aparecen sistemáticamente en los últimos lugares en los mismos sondeos de felicidad. La presión consumista, el estrés y el deterioro de las relaciones sociales figuran entre las causas de insatisfacción más citadas por los ciudadanos. Todo el desarrollo y el dinero del mundo no han logrado levantar el ánimo de la Nueva York de Asia.

Matthieu Ricard ve en resultados como éste la prueba de que cualquiera, no importa las desgracias que haya vivido, puede alcanzar la felicidad si cambia el chip mental que a menudo nos hace detenernos en los aspectos negativos de la existencia. Incluso la pérdida de los seres queridos puede sobrellevarse con relativa facilidad si se afronta la muerte desde una perspectiva nueva, menos centrada en su dramatismo. «Mi padre murió el año pasado a los 82 años. Como dependía tanto de su brillantez intelectual, cuando se vio limitado se desanimó», asegura el monje, para quien la muerte de quienes nos rodean debe ser aceptada como un paso más en el ciclo natural de la vida y no necesariamente como un episodio triste. «El mejor homenaje que podemos ofrecer a los que ya no están con nosotros es vivir la vida de forma constructiva, ser conscientes de que nacemos solos y morimos solos. ¿Por qué no sentir que cada ser humano es nuestro familiar, que cada casa es nuestro hogar?».

Los investigadores que han estado analizando las emociones de Ricard creen que los resultados podrían servir para paliar enfermedades como la depresión y llevar a la gente a entrenar una mente saludable de la misma forma que hoy se acude al gimnasio a mejorar la forma física. Más aún, si como sugiere Ricard, una de las claves de la satisfacción personal es el control y la supresión de instintos negativos como el odio, y si existe una forma de limitarlos, estaríamos ante la posibilidad de mejorar la condición humana y enmendar sus peores defectos.

Por supuesto son muchos los que apuntan a la inocencia y la sobredosis de utopía que supone pensar en una aldea global en la que todo el mundo perdona a los demás y nadie se enfada con nadie, un mundo basado en las buenas maneras y sentimientos, sin guerras ni luchas de poder. El monje francés responde a quienes dudan con la pregunta que mejor define su visión de la vida: «¿Acaso quieres vivir una vida en la que tu felicidad dependa de otras personas?».

Matthieu Ricard no quiere. Por eso en lugar de una casa en la playa ha elegido una vida contemplativa en el monasterio nepalí de Shechen; por eso ha regalado los millones de euros procedentes de sus libros (se han vendido millones de copias en todo el mundo y han sido traducidos a una decena de lenguas); y quizá por eso ha evitado los conflictos propios de la vida matrimonial. El «hombre más feliz del mundo» no sugiere que todo el mundo haga lo mismo para encontrar la dicha. Sólo que aprendamos que la deseada casa de la playa, los millones en el banco o esa pareja tan atractiva tampoco nos conducirán a ella. Aprender a contentarnos con lo que tenemos quizá sí.

Vejez: Cuando la agudeza mental y la acción disminuyen, es tiempo de experimentar y manifestar cariño, afecto, amor y comprensión.

Muerte: Forma parte de la vida, rebelarse es ir contra la propia naturaleza de la existencia. Sólo hay un camino: aceptarla.

Soledad: existe una manera de no sentirse abandonado: percibir a todos los hombres como parte de nuestra familia.

Alegría: Está dentro de cada uno de nosotros. Sólo hay que mirar en nuestro interior, encontrarla y transmitirla.

Identidad: No es la imagen que tenemos de nosotros mismos, ni la que proyectamos. Es nuestra naturaleza más profunda, ésa que nos hace ser buenos y cariñosos con quienes nos rodean.

Conflictos de pareja minimizarlos. Es muy difícil pelearse con alguien que no busca la confrontación.

Familia: Requiere el esfuerzo constante de cada uno de sus miembros, ser generoso y reducir nuestro nivel de exigencia.

Deterioro físico: Hay que aprender a valorarlo positivamente. Verlo como el principio de una nueva vida y no el principio del fin.

Relaciones sociales: Es más fácil estar de buen humor que discutir y enfadarse. Lo ideal es seguir siendo como somos y utilizar siempre que podamos la franqueza y la amabilidad.

Felicidad: Si la buscamos en el sitio equivocado, estaremos convencidos de que no existe cuando no la encontremos allí.

Su última obra traducida al español: «Defensa de la felicidad» (Urano).

Fuente: http://espiritualidadypolitica.blogspot.com/2007/04/declarado-el-hombre-ms-feliz-del.html

martes, 20 de julio de 2010

TODO MUNDO TIENE LO QUE SE MERECE?

SOMOS LO QUE PENSAMOS


Basándome en el Karma existencial y multiexistencial, creo que todo mundo tiene lo que se merece, no sé si esta bien o mal, pero por ejemplo un día al ir por la calle vi a un "mendigo viejito" que está pidiendo limosna en la calle, la primera impresión, que pena el señor no tiene que comer o por qué estará pasando por eso, analizando mas meticulosamente ese viejito al que uno quiere ayudar a primera vista fue niño, joven y adulto entonces porque ha llegado a esa situación?, y la razón entra en marcha, quizás tuvo varios hogares o se tomaba la plata (osea tomaba mucho alcohol) o porque ese viejito está solo, acaso no tiene un hijo q le dio la mano?, quizás puede ser porque los maltrataba, creo que todo se paga y todo se multiplica sea para bien o mal, q opinan ustedes? esto en el budismo se llama "compasión" entender el porqué de las cosas.

Se han preguntado para qué vivimos? o por qué muchos no viven varios años? Por ejemplo en lo que respecta a los bebes o las muertes prematuras, esos seres vivieron o existieron para cumplir un objetivo en la vida, igual que todos, uno cumple su objetivo y deja de existir, en el caso de los bebes sería unir mas a los padres o que los padres cambien su manera de ver la vida, y en el caso de las personas que "son saladas" que no ganan una, son malas suertes eso tendría que ver con el karma multiexistencial quizás en su anterior vida fueron malas personas y ahora las están pagando, es igual a que un bebe nazca en una familia pobre y con miserias y otro bebe en otra familia rica y con abundancias, también el karma multiexistencial nos da la respuesta de esos niños que a temprana edad son buenos músicos, futbolistas o espirituales porque en su vida anterior tuvieron algo que ver con eso..

Estas palabras me las tomo a título personal, no digo que las personas budistas o con tendencias budistas piensen así, pero trato de comprender un poco algunas cosas que experimentamos en la vida. La idea del Karma nos hace fuertes, nos hace entender muchas cosas, es una hipótesis , funciona para mí, uno toma responsabilidades y ayuda eliminar el apego a las cosas o personas.

Saludos Cordiales

AndrésViv.


jueves, 15 de julio de 2010

EL AMOR EROS

COMO DEBERÍA SER EL AMOR EROS

EL AMOR EROS, EL VERDADERO AMOR DESDE EL PUNTO DE VISTA BUDISTA , PURO , SINCERO Y MÁS QUE TODO PARA EVITAR EL SUFRIMIENTO NO ES COMO EL COMÚN QUE EXISTE, CON SUFRIMIENTO , ALEGRÍAS , DEPENDENCIA Y POSESIÓN HACIA ESA PERSONA,
ES ALGO ASI COMO EN ESTA HISTORIA:

Alberto conducía de regreso a casa, después de ir a recoger a su hija a la Universidad.
-Papá, tengo una pregunta que hacerte, no se si podrías contestármela.
-Dime Jenny
-Me siento muy triste, porque cuando creo que encuentro el amor, este se va. Y mi corazón está parchado. Cada rato cierran mis heridas y cada rato las vuelven a abrir ¿Se puede ser feliz sin amor? A veces creo que el amor no existe.

-Te voy a hacer una pregunta Jenny…

¿Conoces a alguien que no tenga pareja y sea feliz?

-Si, mi tía Chole nunca se casó pero es muy feliz, ayudando a otras personas en obras de caridad. Tiene mucha energía y entusiasmo por la vida.

-Jenny…

¿Conoces a alguien que tenga pareja y sea infeliz?

-¡Muchos! Creo que la mayoría de mis tíos casados no son felices.

-Ahora ya no entendí –respondió su padre de forma pícara- ¿Cómo es que personas sin pareja son felices y personas que encontraron el amor son infelices?

-Pero tú y mi mamá se aman y se que ustedes si son felices.

-Interesante observación Jenny. Cuando conocí a tu madre, ella ya era feliz. De hecho, me atrajo mucho el brillo de su mirada y su sonrisa tan encantadora. Su felicidad es la que me atrapó. Aparte de su belleza –sonrió Alberto

Quiero que esto te quede claro hija mía: cuando enfocas tu felicidad con tanta desesperación en algo, en este caso encontrar a una pareja, es la forma más segura de no tenerla y ser infeliz ¿por qué? Porque tu mente siempre está en el futuro y no en el presente.

Postergarás tu felicidad hasta que encuentres el amor.

Vas a tener una mirada triste y no vas a sonreir. Por ejemplo ¿Cómo te gustaría un hombre?

-Bueno, seguro de si mismo, con un brillo en su mirada, con sentido del humor -respondió Jenny

-Exacto. Y un hombre que está desesperado porque no tiene pareja será inseguro, no tendrá brillo en su mirada y no va a tener sentido del humor ¿Cómo habría de tenerlo si no es feliz hasta que encuentre pareja?

Solo hasta que él se llene a sí mismo y sea feliz, entonces te resultará atractivo. Pero si te ve con semblante triste, no le vas a gustar.

-Creo que comienzo a entender –comentó Jenny con un destello en la mirada

-Tu pareja debe ser un complemento de tu vida activa y feliz –continuó Alberto. Solo se apoyarán e impulsarán el uno al otro. Nunca debes depender de él para ser feliz. Debes tomar la decisión que serás feliz, con amor…

O sin él.

Y al tomar esa decisión, te dedicarás a ser feliz HOY. Y al hacerlo, sin querer, aumentarás las posibilidades de que enamores a alguien. Porque serás feliz. Tanto a hombres como mujeres, alguien feliz nos gusta mucho.

-¡Gracias papá! –Y Jenny abrazó a su padre.

Si tu felicidad depende de tener pareja, nunca serás feliz. Porque la felicidad consiste en ser feliz en el momento presente. Solo hasta que te dediques a ser feliz el día de hoy, por arte de magia, aparecerá el amor de tu vida.

VIVIR Y DEJAR VIVIR! :)

miércoles, 14 de julio de 2010

EL MONJE QUE VENDIÓ SU FERRARI

Si quieres descargar el libro completo y el audiolibro da click aqui

El monje que vendió su Ferrari
Una fábula sobre alcanzar nuestros sueños y cumplir nuestro destino
por Robin S. Sharma

RESUMEN EJECUTIVO
Esta es la historia de Julián Mantle, un prominente abogado
que lo tenía todo en la vida (o al menos eso creía él). Pero, un
día, tras un infarto que lo puso al borde de la muerte, Julián
tomó la decisión de vender todas sus posesiones materiales e
irse a la India en busca de iluminación.
Fue entonces cuando conoció a los Sabios de Sivana en una
remota comunidad perdida en los Himalayas. Julián estudió
junto a estos durante varios años y así consiguió lo que estaba
buscando: las siete virtudes eternas de la vida esclarecida.
Esta amena historia constituye una fuente de sabiduría práctica
y espiritual que puede ser aprovechada por cualquiera, y
en especial, por gerentes y profesionales.

El despertar
A sus 53 años, Julián Mantle parecía un septuagenario. Era uno
de los abogados procesales más prominentes del país. Sobre su
escritorio tenía una frase enmarcada: “Estoy convencido de
que en este día somos dueños de nuestro destino, que la tarea
que se nos ha impuesto no es superior a nuestras fuerzas; que
sus acometidas no están por encima de lo que soy capaz de
soportar. Mientras tengamos fe en nuestra causa y una indeclinable
voluntad de vencer, la victoria estará a nuestro alcance”.
Fiel a este lema, Julián era un hombre duro, dinámico y
siempre dispuesto a trabajar 18 horas diarias.
Julián no sólo era bien conocido por sus éxitos profesionales,
sino por sus trajes italianos de tres mil dólares que vestían su
bien alimentado cuerpo, las salidas nocturnas a los mejores
restaurantes de la ciudad con despampanantes modelos y sus
excesos etílicos.
Durante los primeros años, justificaba su dilatado horario afirmando
que lo hacía “por el bien del escritorio jurídico”, y que
tenía previsto tomarse un mes de descanso “el próximo invierno”
para irse a las islas Caimán. Pero el tiempo pasaba y, a
medida que se extendía su fama de abogado brillante, su cuota
de trabajo, y sus éxitos, no dejaban de aumentar.
Pero algo andaba mal. Nada era suficiente para Julián. Ya no
se ocupaba de su esposa; su matrimonio finalmente fracasó.
Los excesos lo habían dejado más que obeso, se quejaba de
que estaba enfermo y había perdido el sentido del humor. Era
como si su vida hubiera perdido sentido. Pero lo peor de todo
era que, Julián Mantle, el brillante abogado, había perdido,
además, su pericia profesional.
No se trataba sólo del ritmo de vida que había llevado, sino de
lo que él mismo describía como un vacío espiritual. Ya no se
sentía entusiasmado por su trabajo. Fue entonces cuando sucedió:
Julián Mantle se desplomó en el tribunal frente a la mirada
atónita del juez y sus asistentes.

El visitante misterioso
El viejo Harding fue quien dio la noticia: “Julián ha decidido
abandonar el bufete y renunciar al ejercicio de su profesión”.
Esto sucedió hace unos años. La noticia me sorprendió sobremanera.
Sabía que Julián tenía sus problemas, pero no esperaba
algo así. Lo último que supe fue que se había ido a la India.
Les dijo a sus socios que deseaba simplificar su vida y conseguir
respuestas.
En esos tres años pasé de ser el asistente de Julián para convertirme
en un hastiado y cínico abogado. Llevaba una vida intensa,
pero debo admitir que, en mis momentos de tranquilidad,
pensaba a menudo en Julián. Me preguntaba qué sería de él.
La respuesta a esta pregunta llegó hace dos meses. Tras un día
de arduo trabajo, mi asistente entró en la oficina y me dijo que
fuera me buscaba alguien con urgencia. Al principio me negué,
pero tras la insistencia de mi asistente decidí recibir al extraño.
Fue entonces cuando por la puerta entró un hombre risueño de
unos 35 años. Era alto, delgado y musculoso, e irradiaba vitalidad
y energía. El joven se quedó mirándome hasta que dijo:
“¿Es así como tratas a tus visitas, John, incluso a quienes te
enseñaron todo cuanto sabes?”
- ¿Julián? ¿Eres tú? ¡No me lo puedo creer!
La sonora carcajada del visitante confirmó mis sospechas.
Ante mí tenía al añorado yogui de la India: Julián Mantle.

La milagrosa transformación de Julián Mantle
Yo no salía de mi asombro. ¿Cómo podía alguien que sólo
unos años atrás parecía un viejo verse tan enérgico y vivo?
¿Cuál era la causa de este extraordinario cambio?
Julián me dijo que su ritmo de vida le había cobrado su precio.
El infarto no había sido sino un síntoma de un problema más
profundo. La presión constante y el extenuante trabajo de abogado
habían destruido su espíritu. Fue entonces cuando se vio
en la necesidad de escoger entre su carrera y la vida, y terminó
escogiendo la segunda.
Julián contó que había vendido todas sus posesiones materiales
antes de irse a la India; que mientras viajaba de pueblo en pueblo
se había sentido nuevamente vivo. Pronto recuperó su
curiosidad innata y su chispa creativa, así como su entusiasmo
y sus ganas de vivir. Empezó a sentirse más jovial y sereno. Y
recuperó algo más: la risa.
Durante las primeras etapas del viaje, Julián buscó a conocidos
y respetados maestros. Todos lo recibieron con los brazos y el
corazón abierto, y compartieron con él sus conocimientos. Para
Julián, que había metido lo poco que le quedaba en una mochila,
fue una “odisea personal”, una época mágica. Pero dichos
encuentros con eruditos y maestros no le brindaron a Julián el
saber que este estaba buscando. El primer paso real no llegó
sino siete meses después en Cachemira, donde tuvo la suerte
de conocer al yogui Krishnan. Este había sido también un
abogado hastiado de la febril vida en Nueva Delhi; había
renunciado a sus posesiones materiales y se había dedicado a
cuidar el templo del pueblo en la más absoluta austeridad.
Cada uno le contó su historia al otro, y el yogui Krishnan sentenció:
“Yo también he recorrido ese camino, amigo mío. Pero
he aprendido que todo tiene una razón. He aprendido que el
fracaso es necesario para la expansión de la persona”. Tras oír
estas palabras, Julián sintió un gran alborozo.
- Necesito tu ayuda, Krishnan.
- Será un honor, pero… ¿puedo hacerte una sugerencia?
- Por supuesto.
- Desde que estoy al cuidado de este templo, he oído hablar
mucho de un grupo de sabios que vive en las cumbres del
Himalaya. Nadie sabe dónde viven exactamente, pero se dice
que han descubierto una especie de sistema para mejorar
profundamente la vida de cualquier persona desde un punto
de vista mental, físico y espiritual. Lo único que puedo
decirte con certeza es que la gente los conoce como los
Grandes Sabios de Sivana.

Grandes Sabios de Sivana.
Al día siguiente, al despuntar el alba, Julián empezó su peregrinaje
hasta la tierra perdida de Sivana. La travesía duró siete
días, y Julián tuvo la oportunidad no sólo de admirar la belleza
del paisaje, sino de preguntarse si podría pasar el resto de su
vida sin el reto intelectual que su profesión le había deparado.
Entonces, mientras meditaba sobre estos asuntos, sucedió:
frente a Julián apareció una extraña figura, vestida con una
ondulante túnica. A pesar de ser muy esquivo, Julián se las
arregló para hablarle.
- Me llamo Julián Mantle. He venido a aprender de los
Sabios de Sivana. ¿Dónde puedo encontrarlos?
- ¿Para qué buscas a esos sabios, amigo?
Entonces Julián le contó su historia. El extraño viajero permaneció
en silencio y, finalmente, dijo:
- Soy en efecto uno de esos sabios. Si de verdad tienes un
deseo sincero de aprender esa sabiduría, es mi deber ayudarte.
Si quieres puedes venir como invitado mío a nuestro
templo. Pero debes prometerme una cosa: cuando hayas
aprendido las verdades eternas, deberás regresar a tu país y
hacer partícipes de las mismas a cuantos las necesiten.
Julián aceptó.

Encuentro mágico con los Sabios de Sivana
- Bienvenido al nirvana de Sivana
dijo el sabio a Julián, mientras este veía algo inimaginable: la
aldea estaba hecha de rosas. Los pobladores vestían igual que
el sabio y, con un aire juvenil, realizaban sus tareas en silencio.
Aunque todo esto era una novedad para Julián, este tenía la
sensación de estar volviendo a casa. Y así empezó su vida
entre los Sabios de Sivana: una vida de sencillez, serenidad y
armonía.

El alumno espiritual de los sabios
Pasado el asombro, Julián me contó cómo, gracias a su deseo
de saber e inteligencia, se había ganado el respeto de los
Sabios. Las sesiones empezaban antes del alba. El yogui
Raman, que se había convertido más en padre que en maestro,
se sentaba junto a su discípulo y le enseñaba técnicas sobre
cómo vivir con mayor vitalidad, creatividad y satisfacción.
Pero los primeros indicios de su expansión personal aparecieron
tres semanas después. Empezó a fijarse en la belleza de
las cosas comunes; sentía una serenidad interior que nunca
había experimentado; adquirió una mayor fortaleza física.
- Me he dado cuenta de que el éxito externo no significa
nada a menos que tengas éxito interno. Hay una enorme
diferencia entre el beneficio y el bienestar. He aprendido que
el autocontrol y el cuidado de la propia mente, cuerpo y alma
son esenciales para vivir la vida de nuestros sueños.
Al terminar, Julián se despidió con la excusa de que era tarde.
- No te puedes ir, Julián; estoy ansioso por saber todo lo que
aprendiste en el Himalaya.
- Cuando el alumno está listo, aparecen los maestros. No te
preocupes, John. Nos veremos mañana en tu casa.

La sabiduría del cambio personal
Fiel a su palabra, Julián se presentó en mi casa al día siguiente.
Inmediatamente comenzó a revelarme más sobre su transformación
personal. Me habló de las técnicas para llevar una vida
más plena y gratificante, y de los métodos para liberar el
manantial de la juventud que todos llevamos dentro. Aunque
sonaba convincente, yo no dejaba de lado mi escepticismo.
- Vamos, Julián; no me tomes el pelo.
- ¿Cómo argumentas un caso cuando estás ante el tribunal?
- Aportando pruebas persuasivas.

- Bien. Mira mi cara, sin una sola arruga. Mira mi físico,
¿notas la abundancia de energía que hay en mí? Mira mi
tranquilidad. Seguro que notas que he cambiado.
Y no le faltaba razón.
- No habrás ido a un cirujano plástico, ¿verdad?
- No. Ellos sólo piensan en la persona exterior. Yo necesitaba
curarme por dentro.
- De acuerdo, entiendo lo que dices. Es posible que todos estos
años me hayan convertido en un escéptico.
Entonces me propuso que comenzáramos mi iniciación a la
sabiduría. Pero antes me hizo prometerle, que, tras comprobar
el poder de las estrategias y tácticas de los Sabios de Sivana,
tendría que transmitir esos conocimientos a otros para que pudieran
beneficiarse de ellos. Accedí sin reservas y mi iniciación
comenzó.

El Método de Sivana consistía en siete virtudes o principios
básicos contenidos en una fábula mística. Dicha fábula era la
esencia de todo. Entonces me pidió que cerrara los ojos e
imaginara lo siguiente:
“Estás sentado en mitad de un espléndido y exuberante jardín.
El entorno es extraordinariamente tranquilo. Piensa que tienes
todo el tiempo del mundo para saborear este oasis. Al mirar
alrededor, notas que en el medio del jardín hay un faro rojo de
seis pisos de alto. De pronto, la puerta del faro se abre y
aparece un luchador de sumo japonés, vestido con un cable de
alambre rosa, que avanza indiferente hacia el centro del
jardín. Pero, de pronto, se encuentra un reloj que alguien dejó
olvidado muchos años atrás. Resbala y cae al suelo. Tras
quedar inconsciente, despierta. Se incorpora y mira hacia la
izquierda. A través de las matas que bordean el jardín observa
un largo y serpenteante camino cubierto por millones de
diamantes. El luchador se siente impulsado a tomar dicha
senda y así lo hace. Ese camino le lleva hasta la alegría
perdurable y la felicidad eterna”.
- Al principio puede que te parezca frívolo o hasta infantil.
Pero cada elemento de la fábula encarna un principio imperecedero
y contiene un profundo significado- finalizó Julián.

Un jardín extraordinario
PrimeraVirtud: dominar la mente.
El jardín simboliza la mente. Si cuidas de tu mente, si la nutres
y cultivas como si fuera un jardín, florecerá más allá de tus
expectativas. La mayoría de las personas llena el jardín de su
mente con residuos tóxicos: preocupaciones, ansiedades, nostalgia,
cálculos sobre el futuro y los miedos que estos alimentan.
La preocupación priva a la mente de gran parte de su
poder y, antes o después, acaba dañando el alma.
En vez de concentrarse en las cosas buenas y cómo hacer que
todo sea mejor, la mayoría de las personas son cautivas de sus
respectivos pasados. De ese modo permiten que las preocupaciones
priven a su mente de su fuerza vital. Estas personas no
se dan cuenta de que administrar la mente es administrar la vida
y, por tanto, la calidad de la vida viene determinada por la
calidad de los pensamientos.
En todo hay una lección que aprender. Cada experiencia, incluso
la peor, brinda una lección.

Tres técnicas para dominar la mente:
1. Corazón de la rosa: tomar una rosa fresca y mirarla en un
entorno silencioso, sin permitir la distracción de otros pensamientos.
Realizar a diario para que nuestra mente se fortalezca
y discipline.
2. Pensamiento opuesto: cada vez que nos aceche un pensamiento
negativo, debemos sustituirlo por uno positivo. Este
ejercicio nos permitirá librar la mente de preocupaciones y
otras influencias negativas.
3. Secreto del lago: visualice imágenes mentales de todo lo
que queremos ser, tener y alcanzar en la vida. La mente tiene
el poder magnético de atraer todo aquello que deseamos
“El secreto de la felicidad es simple: averigua qué es lo que te
gusta hacer y dirige todas tus energías hacia ello. Haciendo
esto, la abundancia iluminará tu vida y todos tus deseos se
cumplirán sin esfuerzo”.

Enciende el fuego interior
Segunda Virtud: perseguir el propósito.
El faro simboliza el propósito de la vida. El propósito de la
vida es una vida con propósito. Definir claramente nuestras
prioridades en cada aspecto de la vida jugará un papel parecido
al del faro: orientación y refugio ante los malos tiempos. Los
verdaderos esclarecidos saben lo que quieren.
Descubrir y luego llevar a cabo la meta de tu vida brinda una
satisfacción duradera. La felicidad verdadera se consigue trabajando
constantemente para alcanzar tus objetivos y avanzar
hacia la dirección que te has fijado.
Fijarse objetivos claramente definidos en lo personal, profesional
y espiritual, y luego tener el valor de obrar en consecuencia.

Técnicas para perseguir nuestro propósito:
1. Autoexamen: concéntrese al máximo en descubrir su verdadero
yo. Descubra sus habilidades particulares y qué le
hace verdaderamente feliz. Esto le permitirá enfilar sus energías
hacia la consecución de sus sueños.
2. Cinco pasos para alcanzar objetivos:
2.1. Formarse una clara imagen mental del resultado.
2.2. Someterse a presiones positivas: por ejemplo, el compromiso
público.
2.3. Nunca fijarse una meta sin fijar un plazo para lograrla.
2.4. Aplicar la “regla mágica del 21”: para que un comportamiento
nuevo se vuelva un hábito, es preciso repetirlo
durante 21 días seguidos.
2.5. Disfrutar de todo el proceso.
“Nunca olvides la importancia de vivir con júbilo desbordante.
Nunca descuides la exquisita belleza de todas las cosas
vivas. Hoy, y el momento que compartimos, es un regalo. Céntrate
en tu propósito. El universo se encargará de lo demás”.

El viejo arte del autoliderazgo
Tercera Virtud: practicar el kaizen.
El luchador de sumo japonés simboliza el kaizen, es decir, mejorar
constantemente. Para mejorar nuestro mundo exterior (salud,
relaciones, finanzas, etc.) debemos mejorar nuestro mundo
interno: el éxito empieza por dentro. El modo más eficaz de
conseguirlo es mediante la práctica de una continua autosuperación.
El autodominio es el ADN del dominio de la vida.
No basta con mejorar la mente sin cultivar nuestras cualidades
físicas. Asimismo, no basta mejorar nuestro cuerpo y mente sin
nutrir el alma: el resultado sería una constante insatisfacción y
vacío. El esclarecimiento se logra mediante el cultivo constante
de la mente, el cuerpo y el alma.
Técnicas para practicar el kaizen:
1. Hacer lo que nos dé miedo:
1.1. Haga un inventario de sus temores.
1.2. Reflexione sobre qué le está impidiendo llevar la vida
que quiere llevar.
1.3. Afronte los temores con decisión: por ejemplo, si
teme hablar en público, dé 20 conferencias.
1.4. Atrévase.
2. Los diez rituales de la vida radiante:
2.1. Ritual de la soledad: asegúrese de incluir en su vida
diaria un período de paz.
2.2. Ritual de fisicalidad: hacer ejercicios diariamente:
cuidar el cuerpo es cuidar la mente.
2.3. Ritual de la nutrición: adoptar una dieta vegetariana
(la carne es un alimento muerto): como nutres tu cuerpo,
así nutres tu mente.
2.4. Ritual del saber abundante: convertirse en un alumno
de la vida: aprender, expandir la mente y leer mucho.
2.5. Ritual de la reflexión personal: dedicar un rato a la
contemplación: así conoceremos nuestros talentos escondidos.
2.6. Ritual del despertar anticipado: levantarse con el Sol y
empezar bien el día: bastan seis horas de sueño.
2.7. Ritual de la música: escuchar música: es un gran
agente motivador.
2.8. Ritual de la palabra hablada: repetir una frase varias
veces para conseguir motivación: por ejemplo, “Soy
fuerte, capaz y tranquilo”.
2.9. Ritual del carácter congruente: cultivar las virtudes:
laboriosidad, compasión, humildad, paciencia, honestidad
y coraje.
2.10. Ritual de la simplicidad: llevar una vida sencilla.
“El universo favorece a los valientes. Cuando decidas elevar
tu alma a su más alto nivel, la fuerza de tu alma te guiará a un
lugar mágico repleto de valiosos tesoros”.

El poder de la disciplina
Cuarta Virtud: vivir con disciplina.
El cable de alambre rosa simboliza el poder de la disciplina.
Un cable está formado de muchos y diminutos alambres. Cada
uno de estos, por sí solo, es fino y frágil; pero todos juntos
suman más que sus partes, de forma que el cable es más fuerte
que el hierro. Para tener una voluntad de hierro, es preciso
ofrecer pequeños tributos a la virtud de la disciplina personal.
La disciplina se logra realizando constantemente pequeños
actos de coraje.
La fuerza de voluntad es la virtud esencial de una vida realizada,
pues sólo con disciplina, coraje y dedicación podemos
hacer exactamente lo que queremos.
Técnicas para vivir con disciplina:
1. Mantras/Visualización creativa: repetir al menos 30 veces
al día: “Soy más de lo que aparento, toda la fuerza y el poder
del mundo están en mi interior”. Buscar un sitio tranquilo e
imaginarse obrando como Gandhi o la Madre Teresa de
Calcuta, mientras repite el mantra.
2. Voto de silencio: guardar silencio, por ejemplo, durante
todo un día. Esto refuerza la propia disciplina.
“Rechaza los pensamientos débiles que se hayan colocado en
el palacio de tu mente; verán que no son bienvenidos y su
única opción será marcharse”.

La más preciada mercancía
Quinta Virtud: respetar el tiempo propio.
El reloj representa el tiempo. El tiempo se nos escurre de las
manos como arena. Aprovechar el tiempo sabiamente nos
asegurará una vida rica y productiva. El tiempo es un recurso
no renovable.
Es importante planificar el trabajo y aprovechar el tiempo
creativamente. Las cosas más importantes de la vida no deben
ser supeditadas a las menos importantes; así pues, concéntrese
en sus prioridades.
Estar ocupado no es excusa. Si no nos alcanza el tiempo, debemos
simplificar nuestras vidas.
Técnicas para respetar el tiempo propio:
1. La vieja regla del 20: 80% de los resultados que consigues
en la vida viene de sólo el 20% de las actividades que
ocupan tu vida: es preciso moverse por prioridades.
2. Tener el coraje de decir “no”: no permita que los demás le
roben tiempo.
3. La mentalidad del lecho de muerte: recordar siempre que
este puede ser el último día de nuestras vidas, así que debemos
aprovecharlo al máximo.
“El tiempo se nos escurre de las manos como granitos de
arena, y ya no vuelve. Quienes emplean el tiempo sabiamente
desde una edad temprana tienen la recompensa de una vida
plena, productiva y satisfactoria”.

El propósito fundamental de la vida
Sexta Virtud: servir desinteresadamente a los demás.
Las rosas amarillas recuerdan el viejo proverbio chino que dice:
“La mano que te da unas rosas siempre conserva un poco
de la fragancia”. Es decir, cuando trabajamos para mejorar la
vida de los demás, indirectamente estamos mejorando la nuestra.
La calidad de la vida se reduce en definitiva a la calidad de
lo que uno aporta. Al elevar la vida de los demás, la vida propia
alcanza las montañas más altas. Lo importante es vivir para
dar.
Técnicas para servir desinteresadamente a los demás:
1. Practicar diariamente actos de bondad.
2. Dar a quienes lo piden.
3. Cultivar relaciones más ricas.
“La cosa más noble que puedes hacer es dar a los demás.
Empieza a centrarte en tu propósito superior”.

El secreto de la felicidad de por vida
Séptima Virtud: abrazar el presente.
Los diamantes simbolizan el gusto por las cosas más simples y
el éxtasis que merecemos. Sólo se vive una vida realmente
gratificante cuando logramos “vivir el ahora”: la felicidad es
un viaje, no un destino. Podemos tener la vida que merecemos
si nos damos cuenta de que el camino que estamos recorriendo
está lleno de diamantes.
Por otra parte, es importante no sacrificar la felicidad a expensas
de la realización: ¿qué sentido tiene subir los peldaños del
éxito si te pierdes los primeros pasos de tus hijos? ¿Qué
sentido tiene poseer la casa más grande de tu barrio si no tienes
tiempo de crear un hogar?
Finalmente, debemos saborear el viaje y vivir cada día como si
fuera el último.
Técnicas para abrazar el presente:
1. Vivir la infancia de los hijos.
2. Practicar la gratitud.
3. Cultivar el propio destino.
“Todos estamos aquí por una razón especial. Deja de ser un
prisionero de tu pasado. Conviértete en arquitecto de tu
futuro”


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