LA EXPERIENCIA DE LA MUERTE Y EL BUDISMO

“Todo el mundo muere, pero nadie está muerto”.
Dicho budista tibetano

Ahora que la esposa de mi amigo Carlos ha muerto, recuerdo a Sidartha Gautama, el Buda, cuando dijo que todo es impermanente, todo cambia y debemos cambiar de forma. La muerte nos permite hacerlo.

Para el budismo la vida ha existido siempre de una forma u otra, siguiendo un ciclo infinito de nacimiento y muerte, decadencia y apogeo. La filosofía budista se anticipa casi en tres mil años a la física moderna que declara la ley de la conservación de la energía y la materia, que afirma que ni la energía ni la materia se destruye, únicamente se transforma.

Solo muriendo cada vida, podemos apreciar de lo hermoso que es tener la oportunidad de estar vivo, si la vida sigue, sé que lo haré en otra forma, por lo tanto… es verdad que soy único, nunca existirá una nueva oportunidad de ser lo que hoy soy…entonces ¿por qué debo desperdiciar esta maravillosa oportunidad espiritual que la existencia me ha dado?...es verdad que la vida de cada uno de nosotros aparentemente no es perfecta, a todos nos toca cosechar el karma, los efectos de las causas que hemos creado y en algunos casos esto trae consigo mucho dolor…pero aún así creo que vale la pena vivirla. El budismo dice que tenemos la oportunidad de cambiar nuestro destino, esto es simple; las acciones negativas pueden ser borradas con actos positivos, es una cuestión simple de balance energético.

Según la Ley de la Causalidad, cada instante creamos karma, entonces a partir de este instante te invito a que tomes la decisión de modificar tu destino…hazlo y verás resultados sorprendentes, de esa manera cuando la muerte llegué la recibirás en paz, pues quien podrá culparte, si has dado todo de ti…esto es válido a pesar de que no creas en los principios del budismo. La forma correcta de morir es vivir en forma correcta.

Desde el punto de vista de una sociedad basada totalmente en el materialismo, la muerte es la negación final de todas nuestras posesiones materiales, así que tenemos un profundo temor... miedo y dolor que no comparten las personas que saben que existe un universo espiritual, donde la muerte no existe. Entiendo que mi amigo Carlos lo sabe…

Byron Lara

El Upasaka ecuatoriano